Productos Palmeras

Butia

Butia yatay
  • Presentación: Terron
  • Ubicación: Exterior
  • Temporada: Todo el año
Riego Riego abundante desde primavera hasta otoño
Iluminación Pleno sol
Temperatura Tolera el frío
Humedad No es necesario pulverizar
Nutrición No es necesario fertilizar
Plagas

La palmera yatay es una especie de planta de la familia de las palmeras (Arecaceae). Es la palmera más alta de todas del género Butia.

Es nativa del sur de Brasil, Uruguay y el noreste argentino. Es una palmera sumamente longeva, y formaba grandes palmares en su región de origen, muchos de los cuales han desaparecido por la deforestación de tierras para el cultivo. El mayor que se conserva es el Parque Nacional El Palmar, ubicado en la provincia argentina de Entre Ríos, donde ocupa más de 8.500 hectáreas. Se planta hoy como ornamental, y se ha introducido a ese efecto en otras regiones subtropicales del mundo. Se confunde fácilmente con la estrechamente emparentada B. capitata, también conocida como yatay o butiá, más baja y de fruto comestible.

B. yatay es una palmera de hasta 12 m de altura. Muestra hojas pinnadas, con 140 hojuelas, de color verde ligeramente azulado, de hasta 2 m de largo al cabo de un pecíolo de 60 cm, subleñoso y dotado de espinas. Las flores forman inflorescencias de color amarillo, conteniendo hasta 100 floros protegidos por una espata leñosa y acanalada. El fruto aparece arracimado; es aovado, apicado, de color anaranjado y entre 5 y 3 cm de diámetros, protegido en la base por brácteas que cubren un tercio de su superficie. Sus frutos son comestibles y de estos se puede confeccionar el "licor de yatay", además de atraer a numerosas aves; eran el alimento principal del guacamayo azul, Anodorhynchus glaucus, hoy presuntamente extinto.

B. yatay prefiere suelos bien drenados, ligeramente alcalinos o neutros, y mucho sol. Requiere bastante humedad en época de crecimiento, pero en invierno tolera bien la sequía y el frío, soportando temperaturas de varios grados bajo cero, lo que la hacen una de las palmeras mejor adaptadas a climas continentales junto con Jubaea chilensis. Tolera bien el viento.

Las semillas requieren calor y humedad para germinar, un proceso que puede suspenderse varios meses en condiciones desfavorables.


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